¿Vives en una zona dónde llueve habitualmente? ¿Eres de los que si caen “cuatro gotas” prefieres no salir? ¿Eres de los que te no quieres ver un charco ni en una foto?

Aunque en verano es raro que llueva, queremos que el cielo no trastorne tus planes; es decir, queremos que aprendas a convivir con la lluvia, ya sea pertinaz o ante un chaparrón inopinado. Aquí tienes algunos consejos.

Equípate para soportar el agua

La vestimenta que lleves tendrá que ser elegida en función de la duración de tu sesión de entrenamiento prevista y de la intensidad de las precipitaciones, no hace falta que salgas de casa como si fueras a una prueba de supervivencia. Si llueve de manera continua, procura:

• Llevar un gorra para evitar falta de visibilidad.
• Llevar un cortaviento impermeable pero transpirable.
• Proteger más las zonas expuestas a las rozaduras y evitará irritaciones (el agua hace que la ropa pese más)
• Lleva contigo los objetos que uses habitualmente (música, teléfono, tarjetas…), pero que estén correctamente impermeabilizados

Ya me he mojado

Ya está lloviendo y, evidentemente, te vas a mojar. Al principio es molesto, pero tus prendas te protegen, pero una vez que las prendas y los pies están calados, tu forma de correr se convierte en un gesto tan natural como con el tiempo seco.

Incluso es posible que disfrutes corriendo de esta manera entre las gotas, mojándote sin parar o pisando charcos. Efectivamente, la lluvia moja, pero ¡y qué!

No puedes elegir las condiciones climáticas de tu carrera y es posible que un el “sirimiri” del principio se convierta en un diluvio o peor, en una tormenta.

Si estás en medio del campo, lo mejor es encontrar un refugio. No dudes en llamar a casa para que vengan a buscarte o pedir ayuda a alguien (un automovilista que te ayude), pero si estás solo, no te asustes. ¡NO te coloques debajo de los árboles! y acurrúcate lo más que puedas: los rayos, en efecto, golpean siempre en los puntos más altos.

Después de estar mojado y protegido

Quítate la ropa lo antes posible para evitar que la piel sufra con las prendas mojadas, sobre todo tus pies (verifica que no tienes ampollas u otras heridas) y de tus zapatillas (quita la plantilla para que se seque por separado y rellena la zapatilla con papel de cocina o periódico para acelerar el secado)

Si no sabes cantar bajo la lluvia, al menos corre con ella; seguro que es una experiencia inolvidable