Como siempre que empiezas un proyecto, te marcas unos objetivos, que en este caso son profesionales y humanos.

Es el segundo año que afrontamos el reto de preparar a un grupo muy heterogéneo para que se lancen a la aventura de correr y terminar un maratón. Un segundo año, que supone un reto aún mayor porque ya conoces a la mayoría de tus pupilos y sabes lo que necesitan deportiva y personalmente.

En la inscripción de un maratón no nos importa la marca personal, porque no es nuestro reto; sin embargo, en este caso nos lo pedían desde la organización porque nos enfrentábamos a la carrera más rápida del mundo.

La presión de la experiencia

Parecía que teníamos todo muy controlado. Nos habíamos preparado bien y teníamos la “experiencia” del año anterior en Nueva York, pero a una semana de la prueba teníamos que hacer unas series duras e intensas que nos recordaba a lo que nos íbamos a enfrentar: el maratón de Berlín, la carrera más rápida del mundo.

Como hicimos el primer año, el día anterior teníamos que revisar el circuito y al conocer “in situ” nuestro recorrido nos entró el pánico y la presión para dar lo mejor de nosotros. Como siempre decimos, el objetivo principal es disfrutar del maratón.

Y llegó el gran día. Sabíamos que teníamos que correr rápido para disfrutar, porque teníamos los ojos más exigentes mirándonos: nuestro propio público.

Estamos en la línea de salida. Todos ellos tienen están nerviosos y, al mismo tiempo emocionados. Han sido muchos meses de trabajo y para mí Berlín vuelve a convertirse en un reto más exigente si cabe: que 24 green runners se cuelguen una medalla y terminen diciendo: “¡lo hemos dado todo en Berlín!”.

Arrancó la carrera y los nervios, la tensión, las expectativas desaparecen para centrarnos todos en correr y disfrutar. Salimos juntos hasta el km 7. Desde ahí, poco a poco nos pusimos a ritmo para volar hacia la meta, cada uno a su ritmo, con sus fuerzas y con su preparación.

Y yo, como siempre, dispuesto a estar con ellos durante los 42,195 km, apoyándoles, colaborando y haciendo que disfruten de cada metro, de cada zancada.

Todo para que al final pueda “llevarme 25 medallas” llenas de momentos, kilómetros y experiencias que hacen un recuerdo único del Maratón de Berlín y de mis Green Runners.

Víctor Gadea, Trainer de Always Sports del Iberdrola Green Runner team