Existe una lesión muy dañina para el runner. No duele, al menos físicamente, pero causa una inflamación en algún área recóndita del cerebro que le impide ser feliz haciendo lo que más le gusta: correr. 

Se trata de un mal muy extendido que recibe el nombre de ‘marquitis’. Esta lesión consiste en querer mejorar en cada carrera la marca personal de forma casi compulsiva.

La ‘marquitis’ es capaz de hacer cambiar el estado de ánimo y provoca que el corredor se enfade al observar los resultados que ha conseguido en una prueba. Se trata de un mal que puede volverse crónico y que a muchos ha llevado a abandonarlo temporalmente o incluso a que decidan retirarse del running de forma definitiva.

Lo peor de la ‘marquitis’ es el cambio de actitud que sufre el runner. Se vuelve irascible y nada le parece suficiente. En casos graves incluso se ha detectado que los corredores afectados por esta dolencia varían sus hábitos, sobreentrenan, abandonan sus grupos de entrenamientos o cambian continuamente el plan de entrenamiento marcado buscando superar sus límites de forma constante e irracional.

El mejor antídoto para combatir la ‘marquitis’ es salir a correr con amigos, oxigenarse en la naturaleza, compartir salida charlando sin llevar la respiración entrecortada. 

La ‘marquitis’ se supera, pero para ello es importante el que el corredor quiera disfrutar de nuevo de hacer ejercicio y de correr.