El entrenamiento bajo el agua, también conocido como aquarunning, es quizás la mejor forma de ponerse en forma principalmente en verano, cuando las temperaturas son más elevadas. 

Aunque las ventajas de esta modalidad de entrenamiento son conocidas, en ocasiones los runners no saben por dónde empezar en el entrenamiento bajo el agua. A continuación detallamos algunas de las claves básicas que debes conocer antes de comenzar tu entrenamiento.

En lo que se refiere al tiempo, se recomienda correr a una intensidad media durante 5 minutos y descansar durante 1 o 2 minutos. No se aconseja tirarse a la piscina para correr a máxima intensidad. Es importante distribuir el entrenamiento aproximadamente durante una hora a un ritmo que aguante el cuerpo.

Al correr es fácil aumentar el ritmo y hacer series, tomando como referencia diferentes objetos. Sin embargo, en la piscina el runner tendrá que guiarse con los elementos que tenga a la vista, como pueden ser la escalera o la pintura del bordillo.

Igualmente, se aconseja situarse en una zona que cubra porque hay que correr sin tocar el fondo. Muchos corredores usan algún elemento para flotar, como puede ser un cinturón o unas boyas, para que, por lo menos en un comienzo, sea más fácil el entrenamiento.

Lo primero que notará el corredor es que el agua le impide mover las piernas tan rápido como cuando se entrena fuera. Si se mueve a un 50% de su cadencia normal el esfuerzo equivaldrá a una carrera normal sobre la superficie, con todas sus ventajas.

Al igual que sucede en el caso del entrenamiento sobre tierra, la técnica que se adquiera durante el entrenamiento en el agua es importante. El corredor debe correr recto, lo que permitirá fortalecer los músculos de las piernas. El agua debe llegarle hasta los hombros para que el ejercicio sea perfecto.

Se aconseja, además, llevar gafas de natación, ya que evitarán que se irriten los ojos con el cloro o la sal.

Para terminar el entrenamiento el corredor debe nadar, ya que es una forma de estirar el cuerpo.