Uno de los principales problemas a los que se enfrentan los runners, además de las lesiones, es conciliar la vida laboral, familiar y social con el running, su pasión. 

Muchos hacen malabarismos imposibles para compaginar debidamente las diferentes facetas de su vida. Una de las mejores formas de conciliación es marcarse unas metas que alcanzar después de las carreras que puedan satisfacer las demandas familiares o sociales.

Un ejemplo sería asistir a un maratón y aprovechar la carrera para viajar con la familia al lugar donde va a tener lugar la competición, de forma que se vincula este hobby con una experiencia inolvidable para ellos.

Otra de las alternativas es aprovechar para hacer una barbacoa, comida, asado, etc. tras el maratón con las familias de los amigos que también han participado en la competición, de forma que lo que en un comienzo podría ser un viaje en solitario se convierte en una jornada familiar rodeado de la gente que más quieres. 

También relacionado con la gastronomía, es habitual compensar a los tuyos con una comida en un restaurante que guste a todos tras la carrera o el entrenamiento. El corredor se repondrá del esfuerzo y la familia asociará la carrera a un día de fiesta.

En muchas carreras además la organización planea actividades para niños. Si tienes hijos llévalos contigo, disfrutarán de esta programación infantil al tiempo que tú disfrutas de tu mayor pasión.