En ocasiones a los runners nos hacen sentir como bichos
raros. Aquellas cosas que para nosotros son algo tan normal como respirar para
el resto del mundo son rarezas, actos fuera de la común que en más de una
ocasión nos han propiciado alguna que otra mirada cariñosa eso sí, pero que
quería transmitir un “¡qué estás diciendo!”.
Raro será el runner de corazón que no ha experimentado
miradas de asombro ante cosas como estas:
- Correr
aunque llueva o nieve. La ropa y el calzado técnico han hecho de nosotros,
los runners, casi unos superhéroes que salen a entrenar en cualquier condición climatológica.
- El argot
que nos hace diferentes. Dos runners compartiendo mesa y mantel con otros
que no lo son no dejarán de decir tiempo, hidratos de carbono, gore-tex, fondo,
slowrunning, Fartlek…, y así una larga lista de vocablos exclusivos del mundo
de las carreras. Mientras el resto de la mesa hablará de política, economía o
televisión. Aún más, los runners somos una familia así que somos capaces de
identificar a un runner aunque vaya vestido de traje y corbata. No lo conocemos
pero una vez hechas las presentaciones podemos pasarnos horas y horas hablando
de carreras.
- Correr en
vacaciones o durante los fines de semana. Mientras el resto del mundo ve
descanso nosotros vemos unos días estupendos para salir a hacer lo que nos
gusta que es disfrutar el running.
- Cogerse
vacaciones para correr una maratón. Si el anterior punto al resto del mundo
ya les parece raro, esto no lo pueden llegar a entender. Ellos piensan cómo desperdicias
tus vacaciones corriendo; tú sólo piensas que vas a vivir una de las mejores
experiencias de tu vida.
- Dejar de
salir de noche porque al día siguiente hay una carrera importante. Y es que
para nosotros la verdadera fiesta es calzarnos unas zapatillas e intentar
mejorar nuestra marca.
- La
felicidad de acabar una carrera. No la habremos ganado, posiblemente
hayamos hecho un marca media o mediocre pero la felicidad de acabar una carrera
sobre todo cuando somos novatos en esto de running, es inexplicable.
- La
tortura de estar lesionado. Es imposible tomárselo como unos días de
descanso. La lesión nos impide hacer lo que más gusta y eso genera una
frustración en nosotros que salvo que encontremos otro deporte como la natación
para quemar esa energía, nos acabará quemando por dentro.
- La ilusión
de estrenar zapatillas nuevas. A veces somos como niños esperando a los
Reyes Magos. Unas zapatillas buenas son la base de una buena carrera así que
estrenar la última generación de deportivas es como abrir la puerta a nuevas
marcas.
Así somos lo runners, una comunidad de intereses mundial y
lo mejor es que cada vez somos más.