Las razones para realizar ejercicio son muchas. Algunas lo hacen por salud (¡la razón ideal!), por prescripción médica, para perder peso, para correr una maratón o para hacer el Camino de Santiago, que es nuestro objetivo.

Hoy en día, el ejercicio es mucho más que una “moda”, se ha convertido en una necesidad debido a los estilos de vida sedentarios, consecuencia de largas horas de trabajo normalmente sentado y suelen quejarse de fatiga, bajos niveles de energía y dolores en cuello, espalda, hombros, etc.

La solución es incorporar el ejercicio permanente a nuestro estilo de vida y cuando se toma esa decisión, hay algo que elegir varias cosas. Por un lado, hemos de decirnos por hacer ejercicio en un gimnasio, en un club, en casa o al aire libre, pero lo más importante es: estar debidamente informado sobre todo lo relacionado al ejercicio a realizar.

Aquí incluimos el tipos de ejercicio (cómo se practica, dónde, en grupo o solo…).

Qué esfuerzos hemos de realizar (desde sus posturas correctas hasta el tiempo y la forma de completarlo).

Otros temas como el material necesarios (tipo de calzado, vestuario, herramientas, etc.) y los suplementos alimenticios necesarios.

El entrenador, la pieza clave del ejercicio

Pero si todo esto es importante, quizá la decisión más importante es saber que llegará un momento (más pronto que tarde) que necesitaremos un entrenador.

Uno de los grandes beneficios que brinda un entrenador personal es ayudarnos a mantener un nivel de motivación adecuado para realizar el programa de ejercicios a largo plazo.

Un entrenador personal nos prepara los entrenamientos, sesiones y ejercicios que hemos de hacer y las adaptaciones deseadas por el individuo. El programa suele incluir ejercicio aeróbico, de resistencia y de estiramiento.

Pero también nos ayudará con consejos acerca de la mejor alimentación y suplementos que tomar. Nos ayudará a “regular” nuestra intensidad y frenar nuestros momentos de cansancio o desgana o aumentar nuestras fuerzas para entrenar.

Nuestro entrenador es un punto de apoyo para saber cómo decisiones con mayor conocimiento: qué botas elijo, cómo debe ser mi ropa, mi mochila o bastones y también será el primer filtro para evitar lesiones o molestias, haciéndonos ver que en ocasiones hay que acercarnos antes a hablar con nuestro médico rehabilitador, nuestro médico de cabecerao nuestro nutricionista.