¿Le gusta correr por encima de todo? ¿Cuándo suena el despertador, no le importa? ¿Le emociona más la alerta de su Web de running que tu WhatsApp para quedar a cenar con amigos? ¿La tienda de deportes es su segunda casa? ¿Habla con pasión de su último gadget?
Supongo que lo tienes asumido, pero si es así; si le gusta una vida intensa, emocionante y llena de retos, si la próxima 21K es su obsesión más inmediata…estás enamorado/a de un corredor.
Correr es adictivo, los corredores son adictos a las endorfinas. Los corredores piensan con claridad y después de correr “les llueven ideas” para resolver problemas. Son dedicados, determinados y comprometidos. Saben planear y tienen un gran control mental. Si, además es un maratoniano tendrás que sacrificarte con increíbles cenas llenas de carbohidratos. Cuando acabe la carrera –si además ha logrado su objetivo- tendrás que convivir con alguien que cree que lo puede lograr cualquier cosa en la vida.
Además, los maratonianos no pueden correr sólo uno y terminarás viajando con él para echarle porras sobre dónde, cuándo, cómo….si te gusta el drama y no quieres a alguien que sepa enfrentar un problema en calma, alguien que sepa tomar la vida con filosofía, pero que se reta a sí mismo y que le gusta ser exitoso, entonces, no te enamores de un corredor.
Correr regularmente sabemos que ayuda a tener un mejor estado de ánimo y calmar la ansiedad y además dicen que mejora la memoria; por eso si tu pareja es un corredor no va a olvidar nunca tu aniversario.
Eso sí, si vives en el estrés permanente, en la ansiedad y el desorden. Si tu vida es así, no te enamores de un runner; probablemente si no acabas huyendo tú de él o de ella, es muy probable que él o ella, sí salga corriendo de tu lado.
Pero si te contagia las ganas de vivir al límite. Si te convence para y correr juntos, caerás en la tentación y te enamorarás doblemente; de él o ella y del running.
¿Y tú, te has enamorado del running o del runner?